[Pido disculpas por los elementos visuales. Después de pasar horas preparando algunos, no pude subirlos, así que recurrí a usar unos del pasado. Espero que el problema se resuelva antes de mi último informe del próximo mes.]
Muchísimas gracias por sus oraciones y su apoyo. Otro mes de informes y visitas ha pasado volando. He disfrutado mucho pasar tiempo con varios de ustedes, especialmente con quienes han podido venir a mi casa en Brantford. Mañana estaré informando en la última de mis iglesias apoyadoras, seguido por un par de visitas personales en otras ciudades. Esperaba terminar los viajes antes de que cambiara el clima, pero ya hemos tenido varios días de nieve, y todavía me quedan algunas personas por visitar el próximo mes.
También estoy muy agradecida por sus oraciones por la iglesia El Faro en La Paz, México. Antes de jubilarme, realmente espero poder compartirles que la transferencia del título de propiedad finalmente ha sido firmada a favor de la iglesia. Por favor, sigan orando por ese asunto y también por los ministerios de alcance y el crecimiento de la iglesia, tanto en número como espiritualmente. Están planeando varias actividades especiales para celebrar la Navidad, así que oren para que sigan creciendo en unidad y en su amor por nuestro Señor, así como para que haya fruto duradero de sus esfuerzos evangelísticos.
He estado disfrutando un estudio bíblico de Preceptos en la iglesia sobre Hebreos. Hoy estuve leyendo en el capítulo 10 y noté una referencia a la Navidad. El versículo 5 dice: “Por eso, cuando Cristo vino al mundo, dijo al Padre: ‘Sacrificio y ofrenda no quisiste, pero me preparaste un cuerpo’”. En Navidad recordamos que Cristo vino al mundo como un bebé, en el cuerpo que Dios había preparado para Él. ¿Por qué vino Jesús a la tierra? En el versículo 7 Jesús dice: “He venido para hacer tu voluntad, Dios mío”. Para enfatizarlo, se repite en el versículo 9 cuando Él dice: “Aquí estoy, he venido para hacer tu voluntad”. ¿Cuál es la voluntad de Dios? La respuesta está en el versículo 10: “Y en virtud de esa voluntad, fuimos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez y para siempre”. Este versículo enseña que todos los que creen y confían en Jesús han sido hechos santos y limpiados del pecado por medio de Su sacrificio, ofrecido una vez por toda la eternidad. Entonces, ¿cuál es la importancia del cuerpo de Jesús?
En el sistema del Antiguo Testamento, se sacrificaban animales constantemente mientras los creyentes buscaban ser limpiados de su pecado y su maldad, pero el versículo 4 dice: “Es imposible que la sangre de toros y de machos cabríos quite los pecados”. Jesús, el Hijo de Dios, tuvo que tomar un cuerpo humano para poder ofrecerse a Sí mismo como el cumplimiento de todo el sistema sacrificial. Hebreos 9:14 dice: “Cuánto más la sangre de Cristo, quien por medio del Espíritu eterno se ofreció sin mancha a Dios, limpiará nuestras conciencias de obras que conducen a la muerte, para que sirvamos al Dios viviente”. La Navidad es una celebración maravillosa, pero nos lleva a mi celebración favorita: ¡la Pascua! ¡Gloria a Dios que Jesús vino a la tierra para ofrecer Su vida y brindar salvación a todos los que ponen su confianza en Él, y que Él nos capacita para servirle con gozo!
Romanos 12:15 nos instruye: “Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran”. He tenido mucho por lo cual alegrarme, porque el Señor ha provisto abundantemente para mí; pero también me he enterado de las luchas de salud de varios de ustedes y del reciente fallecimiento de seres queridos. Que el Señor consuele a cada uno que está sufriendo y los acerque más a Él.
Gozándome en la bondad y fidelidad de Dios,
Brenda
