El mes de octubre ha pasado volando. Algunas de mis visitas de los que me apoyan se han realizado en mi nuevo hogar, y también pude viajar a Bothwell y Welland, completando así los últimos viajes fuera de casa. Todavía tengo algunas visitas por coordinar para el resto del año.
Me alegra compartir que Willy y su familia regresaron sanos y salvos a La Paz, y que todos los ministerios están funcionando nuevamente en la Iglesia El Faro. Te pido tus oraciones especialmente por los ministerios de damas, grupos pequeños y jóvenes, así como por el impacto de los servicios dominicales. También te ruego que sigas orando por la resolución del asunto relacionado con la propiedad.
Al acercarme al final de mi carrera en el servicio misionero activo, estoy profundamente agradecida con todos los que me ayudaron a prepararme para servir al Señor de esta manera y con quienes me han apoyado desde el principio hasta el final. Mis padres fueron parte de esa preparación mucho antes de que yo naciera, pero en este informe quiero resaltar el papel especial de la Iglesia Bautista de St. George (IBSG).
Si recuerdo bien, tenía cinco años cuando nuestra familia se mudó al pueblo de St. George y comenzamos a asistir a la IBSG. Estoy muy agradecida por mis maestras de Escuela Dominical, los pastores, los líderes de Pioneer Girls, el coro, el grupo de jóvenes, mis amigos y toda la familia de la iglesia. Cada uno contribuyó a mi crecimiento espiritual y personal al ayudarme a comprender la Biblia, la oración y el plan de Dios para mi vida. La vida en la iglesia también me brindó oportunidades para desarrollar habilidades de enseñanza, liderazgo, administración y música, además de crecer en carácter.
Acepté el regalo de salvación que Dios me ofrecia cuando tenía siete años y fui bautizada y recibida como miembro de la IBSG cuando tenía trece años de edad. Pasé de ser una receptora a participar activamente en el ministerio dentro y fuera de la iglesia. El énfasis de la iglesia en las misiones también desempeñó un papel fundamental en la formación de mi vida y mi llamado.
La IBSG apoyó mi deseo de asistir al Prairie Bible College y posteriormente servir como misionera con The Evangelical Alliance Mission (TEAM, MAE en español). La iglesia oró por mí y alimentó ese llamado desde mi niñez, y en 1983, cuando fui aceptada como candidata de la MAE, la IBSG se convirtió con gozo en una fiel iglesia de apoyo en oración y finanzas.
El Señor proveyó los fondos necesarios para mi primer período de servicio en 1984, el cual comenzó con dos semestres de estudios de español en el Rio Grande Language School, en Texas. El plan era regresar a casa para las vacaciones de Navidad para mi servicio de comisión antes de terminar el segundo semestre y luego continuar hacia la Península de Baja California, México. Sin embargo, esos planes cambiaron cuando la MAE se retiró de México uno o dos meses antes de mi regreso. En su lugar, la IBSG me comisionó el 6 de enero de 1985 para servir en Venezuela.
Los Morehouse (mencionados el mes pasado) y los Bezanson representaron a la MAE, y el Ps. Don Collar de la IBSG ofició el servicio y el tiempo de compañerismo posterior. Ps. Don proporcionó la parte local de mi entrenamiento de pasantía misionera hasta ese punto. Él y su esposa continúan apoyándome, junto con Gerry Morehouse y Uda Bezanson (ambas ahora viudos).
La IBSG ha brindado fiel apoyo en oración y finanzas durante 26 años en Venezuela, 5 años en Perú y los últimos 10 años en la Península de Baja California, México. Me entristeció profundamente saber, a comienzos del año pasado, que después de 200 años de ministerio en St. George, la iglesia cerrara en diciembre de 2024. Parte de esa tristeza provenía del hecho de que quizá no podría decir que la IBSG me había apoyado desde el principio hasta el final de mi carrera misionera. Sin embargo, me llenó de gozo cuando la iglesia comunicó que continuaría su apoyo en 2025 —¡desde el principio hasta el final!— y que también deseaba ayudarme en la transición hacia la jubilación al final de este año. ¡Una bendición inesperada!
Estoy verdaderamente agradecida a la IBSG por todo lo que ha aportado a mi vida y ministerio —y ahora también en mi jubilación. Alabo a Dios por su fidelidad al suplir cada necesidad, muchas veces de maneras inesperadas.

Agradecida por tus oraciones y apoyo,

Brenda