¡Saludos Queridos Amigos!
Aún con todas mis buenas intenciones, demasiado tiempo ha pasado desde mi última comunicación. Hay tantas cosas que quisiera compartirles que he decidido intentar escribir varias notas que posiblemente serán más breves en vez de intentar meter todo en una carta larguísima.
En esta ocasión, quiero contarles de una demostración no solicitada de la misericordia de Dios.
Ya saben que me mudé a este apartamento en medianos del abril cuando todavía estaba bajo construcción. El dueño me entregó las llaves antes para que pudiera yo limpiar. Los pintores no protegían el piso ni las ventanas ni otros vidrios, así que puedan imaginar lo sucio. Estas mociones repetidas de fregar resultaron en lo que asumía era tendinitis en mis codos. La sensibilidad del codo derecho era tanto que una presión mínima y casi cualquier movimiento me causaba dolor. Definitivamente no pude levantar nada pesado, pero ni pude bajar un plato de la repisa sin dolor así que usaba el brazo izquierdo porque el dolor era menos. Intenté no usar mis brazos… sin éxito. También intente megadosis de Ibuprofeno lo cual aliviaba el dolor más no solucionó el problema. Después de dos meses, estaba pensando que nunca iba a mejorarse.
El 23 de junio acompañé a un grupo de jóvenes a ver a Nick Vujicic. El es un creyente que nació sin brazos y sin piernas. Me impresionaron su sinceridad y su sentido de humor compartiendo su testimonio. Es genuino, no un show. En un momento él nos pidió ponernos de pie para orar. Dio unas sugerencias y yo opté a orar por los ministerios de adolescentes y de jóvenes. Para cerrar, Nick oró diciendo algo como, “si hayan personas aquí con enfermedades, por favor, sánalas.” Al comienzo de esta oración, era como que Dios dirigió mi atención al dolor en mi codo y en la palabra sánalas ¡de repente no sentí dolor! ¿¿¿Señor, acabas de sanarme??? pensé. Comencé a mover mi brazo sin dolor y a alabar al Señor por la sanación. He querido compartir esta noticia desde aquel entonces. No estaba pidiendo sanación ni esperándola, pero Dios decidió mostrarme su misericordia así. Por alguna razón, dejó un toquecito de dolor a veces. ¿Por qué? No lo sé, pero tal vez es porque le alabo por la sanación cada vez que la siento.
¿Por qué me sanaría a mi con este dolor tan insignificante y no a Joni Eareckson Tada quién, aparte de ser cuadriplégica, ahora está sufriendo dolores crónicos? No lo sé.
El martes la clase para nuevos creyentes volvió en una discusión de la soberanía de Dios. Dos pasajes claves que compartí eran 1 Corintios 10:13, “Ustedes no han sufrido ninguna tentación [prueba] que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir,” y el libro de Job. Al revisar mi correo esta noche, recibí la noticia que acaban de diagnosticarle a Joni con cáncer de mama. Bajé y escuché la primera parte de su audio-libro donde comparte abiertamente de sus luchas. Ella no entiende por qué Dios no le haya sanado ni por qué está enfrentando nuevas pruebas, más su fe en la soberanía y la bondad de Dios es fuerte.
Así que esta noche les invito a alabar al Señor conmigo por sanarme en su gracia y de orar por Joni y otras personas que confían en su gracia mientras luchan con el dolor.
Asombrada por las bondades de Dios,
Brenda
